Ya
estamos prácticamente adaptados a la vida portuense. El
sábado, en nuestra residencia, hemos tenido una cena con los demás huéspedes.
Cada
uno hemos llevado una comida típica de nuestro país, por lo que hemos conseguido juntar muchos
sabores y culturas.
Nosotros
como buenos españoles no podíamos estar allí sin llevar tortilla de patatas.
También huevos rellenos y un pastel de marisco ha hecho María. Claro, tampoco faltaban las pizzas, porque eso también es cultura internacional.
Todo
resultó muy bien y hemos conocido a mucha gente de diferentes países de los que
estamos aprendiendo de su país y de su cultura. Por supuesto después de esta
cena estuvimos de fiesta por el centro de Porto.
La
ciudad es preciosa con muchos lugares para visitar. Estamos muy contentos por
tierras portuguesas.